sábado

seis

Ni siquiera me fijé en el gordo sentado al final de la barra. Guardé el cuaderno con los últimos garabatos de la noche al tiempo que mataba el último chisguete de cerveza caliente.

Podía oler en el ambiente del bar los nauseabundos accesorios de la muerte. Tenía que buscarte y prevenirte.

Sentí en el aire su presencia.

Si tan solo pudiera hurgar entre los pensamientos de quienes transitaban ese viernes por la noche. Como manada de bestias salvajes arrastrando sus ineficiencias, con la vista clavada en las deformes ranuras del pavimento. Deteniéndose de tanto en cuanto en los bebederos que palpitan y respiran sus luces rojas desde el fondo de agujeros siniestros; salivando la estampa de los cuerpos jóvenes con sus anchos perniles, de huesos orondos e infantiles miradas; con el coraje escondido entre sus pechos salitrosos, audaces y desiguales.

Si tan solo supiera como es tu rostro y cual el de tu asesino.

Crucé la plaza, doblé hacia abajo en la esquina. Dos puertas y descendí al abrevadero tácito del vecindario.

Cuatro escalones y me detuve a la entrada del socavón, escudriñando en el aire algún hedor definido, un sonido, alguna mirada que te vendiera; algún mensaje entre las psicodélicas humaredas que me gritara tu nombre o el color de los ojos de tu verdugo. Un trozo de conversación que se filtrara y brotara de entre las miles de frases cortadas y los cientos de fugaces pensamientos e ideas que rebotaban a ritmos anti-concordantes por debajo de las mesas, por detrás de la barra y a través de los espejos; una imagen que viniera y me susurrara tu presencia. Empatar en mi mente la esencia de tu transpiración, descollando de entre todos los olores que me queman las narices. Costras secas de pachuli- aqua velva-aramís restregándose contra briznas piratas de poison-dior; todo al ritmo de redemption songs. Si tan solo pudiera distinguir el aroma del llamao, aceite que te compraste en la botánica del callejón y que con fervor untaste en todos tus íntimos escondrijos.

Ningún signo terrenal.

Observo con detalle las lentas estelas de dulces delicados-cannabis-faritos- camels-raleighs-marlboros-alas-bensons que se elevan, se entrecruzan se retuercen y envuelven la luz azul-bermeja de rincón; los húmedos mapas que se forman alrededor de sobacos fumantes; la cerveza que se evapora del fondo de caguamas oscuras y se confunde con el olor picante de los mingitorios, otra vez al fondo del tugurio. Vaginas y testes jadeantes, carcajadas…

Ninguna señal.

Salgo y me agrego a la manada; ahora el montón tuerce hacia el oeste.

Quizás en el siguiente bebedero descubra una mancha en las paredes que me describa los huesos y la dermis de tu figura.

3 comentarios:

Esquina Tijuana dijo...

La frase con la que cierras SEIS y la que dice "algún mensaje entre las psicodélicas humaredas que me gritara tu nombre o el color de los ojos de tu verdugo" (entre otras, en serio) me gustan mucho.
Y el ambiente rojo que acompaña los textos, i like it too.
Muy muy cura, hagamos nuestro taller, jejeje

Bencomo dijo...

muy curada tu comentario, gracias deveras...
estoy puestísimo para que hagamos un taller...hace falta para enriquecer las ideas...quize participar en el taller de novela corta de yepez y me "esnobeo" y quedé fuera...

Esquina Tijuana dijo...

Jajajaja "me esnobeó", genial!
Yo ni intenté entrar a ese taller primero por el tiempo, ya que en vez de enferma planeaba andar de bañista por el mar de cortés en estas fechas, y segundo porque eso de novelista creo que está lejos de mi realidad, mejor le sigo haciendo al cuento otro rato.
Sí se me hizo medio jalado eso de la entrevista previa pero de eso sabes más tú que yo, jajaja "me esnobeó", buenísima!
Lo de "churido" es más expresión de mi apá, quien es de La Paz, BCS, al igual que mi hombre. Así cuando mi apá va a usar este verbo (porque ya hasta se conjuga) antes me dice "voy a decir algo que tus parientes entenderán muy bien: chúrele en la esquina, mija" jajajaja me encanta.

... y mientras tanto, tallereamos en red, no?

(oh! el comentario suprimido era mío porque lo puse todo mal, ahí lo eliminas pa' no hacer bulto)