martes

Uno Sur

Podría ser el inicio de un día como cualquier otro en Puntarenas, solo que es el día antes de la navidad y a diferencia de nuestras navidades acá en el norte, allá esta época marca el inicio del verano.

El sol se alza por el lado de Esparta, como todos días, y desciende hacia el oeste por la verde lengua que forma su geografía, hasta más allá de la Angostura; derritiendo el pavimento a cada paso desde que llega al puente de Barranca. Otro día sin tregua en el aire con el mismo sol incandescente, ni a la sombra de los palos de mango o bajo las palmeras cargadas de pipa puedes huir del bochorno y la desesperación. Días insoportables del verano en el puerto.

Te levantas, despiertas a tu hija y te preparas para el último día de trabajo en la fábrica antes del asueto de fin de año.

Tienes que apurarte, ajustas el cinto de Jocelyne en su asiento de la bicicleta, acomodas el almuerzo y sus cambios en el canasto y sales de entre la ropa tendida rumbo a toparte al sol de frente, otra vez ese sol que no te dejará en paz sino hasta el anochecer. Cuando empiecen a comerte los mosquitos hasta el amanecer.

Vaya ciclo navideño.

Solo tienes doce minutos para cruzar todo el barrio Mora, llegar hasta donde tu madre. Dejar a Jocelyne en sus brazos, besar a tu hija como si nunca la fueras a volver a ver, explicarle los tiempos y medidas de la medicina de su nieta y preguntar por tu padre,
-que cuando regresa de la isla-
-que si ya dejó de tomar guaro-
-que si no te ha vuelto a pegar-

Todo al tiempo que masticas un bocado de pinto con banano frito, que tu madre a diario te tiene listo al llegar, al tiempo que pregunta por Leiner.
- que si ya trabaja el mantenido ese -
- que si ya no pedrea el hijoeputa -
-que si no te ha vuelto a pegar-

Faltan dos minutos para las siete cuando cruzas la caseta del guarda del parque.

Alcanzas a leer las 7:01 en tu tarjeta mientras corres a tu estación donde vas a pasar las siguientes diez horas insertando medias de seda, una por una, microagujero por microagujero en cilindros de doscientas veinte micro agujas cada una.

cientonoventaiocho - cientonoventainueve - doscientas - doscientasuna - doscientasdos...

Si tienes un buen día vas a completar veintisiete docenas de pares. Seiscientas cuarenta y ocho medias que se van a vender a ochenta y siete dólares el par, sin incluir impuesto, en alguna tienda en California. Después de que te descuenten cargas sociales, el ahorro de la asociación y el pago de la bicicleta no vas a sumar suficientes colones para empatar el valor de la mitad de una media.

Vaya ciclo navideño.

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